sábado, 3 de mayo de 2008

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Me siento un poco impotente, debería estar contigo y no tomarlo tan a la ligera. Perdóname.
Ayer te dí ordenes, te hable de todo como si fuera fácil ser mujer, como si hubiera un procedimiento ideal y predeterminado para sentir y no es cierto. Y si lo hay, yo muchas veces lo he ignorado.
Aún no entiendo lo que tu vives, no se si algun día lo podré entender, pero siempre estaré interesada en saber. ¿Saber qué? No sé, talvéz lo que sientes, porque también soy mujer y te quiero.
He sentido vacíos, vacíos que tu y yo hemos compartido; he temido y bastante. Temido por mi egoismo, por lo que creo que soy ó he llegado a ser, pero esa no eres tu ahora.
No he tenido una desilusión por algo tan intangiblemente tangible, no he querido de tal manera, pero te entiendo. Quisiera poder estar en tus zapatos para decir las palabras justas, pero es díficil, he evadido la situación de las maneras más irresponsablemente maduras.
Soy mujer, pero no sé sentir tu tristeza, en cambio puedo abrazar tu llanto. Sólo piensa que estoy ahi.
Te quiero

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