No he podido escribirte, por muchas razones. Entre esas que no tengo un porque ni tampoco un problema repentino que me golpee el alma. Algunas veces me ofrecí como carnada para morir y dejar que alguien más aprendiera, hoy sólo quiero hacerlo llorar, desgarrarse y sudar toda su obsesión ridicula.
Recuerdo que en esa época estuve a punto de tomarme unas diez aspirinas y bajarme una de tequila, sólo para poder disfrutar de la atención del otro en el hospital, luego hace pocos meses cuando me arrastraron el orgullo quise enfermarme y pagar porque me hospitalizaran y me hicieran sentir enferma. Creo que ya estaba enferma yo.
No se que más decirte, estoy bien. Esperando el momento en el que me ría del dolor mío y el ajeno. En este momento sólo quiero saber que tu estas bien y decirte que te extraño. Estoy confundida.
martes, 15 de abril de 2008
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