Te estuve olvidando en mi día a día, por que si mal no recuerdo lo nuestro no fue más que días. Me propuse vivir y estoy viviendo, pero no puedo negar que fuiste el último, la última ilusión, las caricias con amor; de aquel amor con ternura, del que vuela y cae por su propio peso porque no ha sido creado para durar sino para volar.
Mientras te tenía en mi brazos, mientras me decías tus sueños yo no podía meterme en la cabeza que eras un niño, un niño en mi pecho. Te tenía y ya me había dicho que asi sería, que mientras estuvieramos en el mismo espacio del mismo tiempo, seríamos uno aunque las cosas fueran obvias y el tiempo tiempo.
No te he oído, tampoco te he escrito. No creo que sea obvio, pero el tiempo pasa, y lento. En cada segundo tenemos vida y en cada recuerdo una sonrisa. Estoy segura que no muy lejos llegará ese día, en el que tu vuelvas y si es de nuevo el tiempo y el mismo espacio, quien podrá decirnos, posiblemente seremos nuestros.
miércoles, 16 de julio de 2008
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