Me desperte y crei que todo estaba bien, tranquilo y como antes. Voltié a mirar y ahi estaba mi perro, viendóme a los ojos y con sueño. Le sonreí, lo llame y luego salto a mi cama para seguir durmiendo. Al rato me di cuenta que estaba oyendo un ruido en la parte de atrás de mi cabeza, como que si viniera del cuarto de mi vecina, de la cual no dudaría que podrían provenir los ruidos. Estaba recostada sobre mi oído derecho y sentí que algo andaba mal.
Me paré, fui al baño regrese y recordé que luego de nadar la noche anterior no habia logrado que se me destaparan los oídos. Había estado tomando desinflamante y aún los sigo tomando. No me duele, no tengo ningun malestar, pero me empecé a dar cuenta que la campanita que tiene mi perro se oía como a unos 100 metros de distancia, y el tonto estaba sentado justo frente a mi rascándose con su pata trasera.
Supuse que era sólo mi impresión, después de todo estaba cansada y me acababa de despertar. Subí las escaleras para traer algo de comer y me encontré a Theresa a la que le empece a hablar y no le entendí ni una sola palabra de la primera frase que dijo, hasta que me voltié y le di mi perfil derecho. "Jueputa! Me estoy quedando sorda!". No puedo negar que entre mi paranoia alcance a asustarme un poquito. Cocine algo y luego le conte que andaba un poco mal. Me puse a hablar por teléfono con mis papas y los oía, pero aún más lejos de lo normal. En fin... Segui tomando Traumeel para desinflamarme el oído y empece e darme cuenta de lo diferene que estaba el mundo.
Si escucho música la disfruto porque ya la he escuchado antes y lo que oida con mi oído derecho me es suficiente, pero las puertas que se abren que generalmente oigo, los carros que entran al callejón, los aullidos de mis perros jugando en el jardín, los pasos de la familia en el segundo piso, todo esta ausente el día de hoy. Hoy tengo que hablarme a mi misma, me es más fácil que andar gritandole a alguien porque no puedo oirme ó andar sufriendo porque no puedo escuchar con facilidad. Oigo las teclas mientras escribo como que si estuvieran a unos cuantos metros de mi.
Estoy valorando todos los sentidos. Si esto es una inflamación repentina no quiero ni imaginar vivir una vida entera sin escuchar. Supongo que puede uno acostumbrarse, pero hay tanta percepción, tantas oportunidades que se van cuando se va el sonido. Entre mi locura me imagine que sería si llegaba alguien a robar a la casa y yo no tenía tiempo de reaccionar. Supongo que en menos de tres días todo regresará a la normalidad. Estaré oyendo como siempre, pero talvéz con un poco más de interés, de emoción porque me estoy dando cuenta que me pierdo de mucho cuando no hago consciente el privilegio de poder oir, ver, oler, hablar y sentir.
Hace unos dos años perdí por una semana el sentido del olfato por una infección nasal y casi me muero de la desesperación porque todas las cosas ricas que comía las sentía como cosquillas en la lengua, pero no como sabores. Ahora siento todo como vibraciones lejanas y me baso en lo poco que veo y los sonidos fuertes que me llegan. Es otro mundo, gracias a la vida yo he tenido todas las oportunidades de decidir como percibirlo y ahora de valorarlas.
sábado, 26 de julio de 2008
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